El Burro Pepe.- Sierra de Aracena
ELUCUBRACIONES PERIPATÉTICAS (DIARIO de veranos)
5/06/2017.(Lunes en Cieza)
Cuando avanza la primavera, preludio de la calor –¡ sí, sí, la calor, que es menos amable que el calor!, lo mismo que la mar es más arisca que el plácido mar–, empiezo a vislumbrar el Armagedón del verano, mis denostados veranos. Este año, antes de que llegue, tendría que planificar la pertinente modificación de rutinas que año a año repito a pesar de mi voluntad previa de cambiarlas, y cambiar para ser plenamente yo, sin mis circunstancias desequilibrantes, que, por otra parte, no sé a ciencia cierta cuales son. Tal vez, sea yo, y punto, el problema.
18/06/2017..
Tarde tórrida de verano prematuro. Tarde de domingo fuera del lugar acostumbrado, fuera del lugar habitual y rutinario. En el cielo incendiado hacia poniente, unas nubes, pocas y deshilachadas, parecen el humo del cielo en llamas.
Fuera de mi ambiente habitual, el tío del mazo que me visitaba todas las tardes de domingo; aspecto este que tiempo ha se convirtió en hábito, y que después queda como leves girones de nubarrones en mi calendario vital, permanece ahora ausente, pero barrunto que volverá; o tal vez habrá quedado allá y el cambio de lugar lo ha despistado, aunque parafraseando al Buscón (de Quevedo), quien cambia de lugar y no de condición poco hace por mejorar.
También está el cuento árabe, recogido en las Mil y una noches (El árabe y la muerte) del que huyó de Bagdad, dónde creía que la Muerte le buscaba y marchó para Samara y se encontró allí con ella, que estaba esperándolo. Lo digo por lo del cambio de lugar y el despiste del “tío del mazo”. Lo recuerdo cuando esto escribo no cuando lo he vivido
Tarde incendiada, repito. Por la noche sopor . Ni una brizna de hierba ni hoja de árbol se mueve y menos el anemómetro de la veleta. Ni un hálito de brisa se cuela por el ventanuco del dormitorio del piso de arriba donde duermo; pero duermo, y eso me hace sentirme bien; dormir, a veces, es un lujo.
Despierto feliz con el rebuzno del burro despertador, que se adelanta al gallo madrugador, que se le pegaron las sábanas y se le adelantó.
19/06/2017. (Lunes en Aracena)
Tarde de tormenta seca: San Pedro de mudanza moviendo muebles; mucho ruido y pocas nueces. Sopor y esperanza vana de vana lluvia que refresque el ambiente. Nubes que pasan cerca, pero que van largo, sin descargar aquí el regalo de la benéfica agua, pero tampoco el desastroso granizo, que arruina cultivos y haciendas, propio de tormenta de verano o primavera.
20/06/2017.(Martes en Aracena)
¡Dejad pasar el tiempo, intentar forzar su pertinaz avance y gradual ritmo es inútil…! ¡Dejadlo pasar apaciblemente, sin pausa!
Pasan los minutos lentos, que los años van deprisa; más deprisa que las semanas y meses.
Pasa sobre el tiempo pausado y en calma, sosegado y aunque él vaya a galope; tú, al paso.
¡Tiempo raudo y lento a la vez! Los minutos y horas duermen. Semanas y meses corren!¡Años vuelan!
La vida pasa, y no te enteras.
¡Vivir, dormir…Morir!
El tiempo corre más deprisa cuando está más cerca el fin.
Vivir fuera del tiempo es vivir la eternidad, y eso no es posible, no es verdad.
¿Qué nos depara la vida?¿Qué nos espera al final del tiempo, de “nuestro” tiempo? El final ¿es un punto y seguido, aparte o final?
¿Qué nos susurra el viento? Harina de otro costal.
Elucubro y contemplo todo esto sin obsesión ni ansiedad;
con serena parsimonia; sin arrebato ni ira…
Con ironía y en la duda sobre qué acontecerá, sin dramatismo o tragedia.
(Continuarán las entradas del Diario. Mañana más).
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