jueves, 12 de junio de 2025

Pellizcos de mi Diario hecho a saltos.

                                        El Burro Pepe.- Sierra de Aracena

ELUCUBRACIONES PERIPATÉTICAS (DIARIO de veranos)

5/06/2017.(Lunes en Cieza)

Cuando avanza la primavera, preludio de la calor –¡ sí, sí, la calor, que es menos amable que el calor!, lo mismo que la mar es más arisca que el plácido mar–, empiezo a vislumbrar el Armagedón del verano, mis denostados veranos. Este año, antes de que llegue, tendría que planificar la pertinente modificación de rutinas que año a año repito a pesar de mi voluntad previa de cambiarlas, y cambiar para ser plenamente yo, sin mis circunstancias desequilibrantes, que, por otra parte, no sé a ciencia cierta cuales son. Tal vez, sea yo, y punto, el problema.

18/06/2017..  (Domingo en Aracena)

Tarde tórrida de verano prematuro. Tarde de domingo fuera del lugar acostumbrado, fuera del lugar habitual y rutinario. En el cielo incendiado hacia poniente, unas nubes, pocas y deshilachadas, parecen el humo del cielo en llamas.

         Fuera de mi ambiente habitual, el tío del mazo que me visitaba todas las tardes de domingo; aspecto este que tiempo ha se convirtió en hábito, y que después  queda como leves girones de nubarrones en mi calendario vital, permanece ahora ausente, pero barrunto que volverá; o tal vez habrá quedado allá y el cambio de lugar lo ha despistado, aunque parafraseando al Buscón (de Quevedo), quien cambia de lugar y no de condición poco  hace por mejorar.

     También está el cuento árabe, recogido en las Mil y una noches (El árabe y la muerte) del que huyó de Bagdad, dónde creía que la Muerte le buscaba y marchó para Samara y se encontró allí con ella, que estaba esperándolo. Lo digo por lo del cambio de lugar y el despiste del “tío del mazo”. Lo recuerdo cuando esto escribo no cuando lo he vivido

         Tarde incendiada, repito. Por la noche sopor . Ni una brizna de hierba ni hoja de árbol se mueve y menos el anemómetro de la veleta.  Ni un hálito de brisa se cuela por el ventanuco del dormitorio del piso de arriba donde duermo; pero duermo, y eso me hace sentirme bien; dormir, a veces, es un lujo.

         Despierto feliz  con el rebuzno del burro  despertador, que se adelanta al gallo madrugador, que se le pegaron las sábanas y se le adelantó.

 

19/06/2017. (Lunes en Aracena)

         Tarde de tormenta seca: San Pedro de mudanza  moviendo muebles; mucho ruido y pocas nueces. Sopor y esperanza vana de vana lluvia que refresque el ambiente. Nubes que pasan cerca, pero que van largo, sin descargar aquí el regalo de la benéfica agua, pero tampoco el desastroso granizo, que arruina cultivos y haciendas, propio de tormenta de verano o primavera.

 

20/06/2017.(Martes en Aracena)

         ¡Dejad pasar el tiempo, intentar forzar su pertinaz avance y gradual ritmo es inútil…! ¡Dejadlo pasar apaciblemente, sin pausa!

         Pasan los minutos lentos, que los años van deprisa; más deprisa que las semanas y meses.

         Pasa sobre el tiempo pausado y en calma, sosegado y aunque él vaya a galope; tú, al paso.

¡Tiempo raudo y lento a la vez! Los minutos y horas duermen. Semanas y meses corren!¡Años vuelan!

La vida pasa, y no te enteras.

¡Vivir, dormir…Morir!

 

El tiempo corre más deprisa cuando está más cerca el fin.

Vivir fuera del tiempo es vivir la eternidad, y eso no es posible, no es verdad.

 

¿Qué nos depara la vida?¿Qué nos espera al final del tiempo, de “nuestro” tiempo? El final ¿es un punto y seguido, aparte o final?

¿Qué nos susurra el viento? Harina de otro costal.

Elucubro y contemplo todo esto sin obsesión ni ansiedad; 

con serena parsimonia; sin arrebato ni ira…

Con ironía y en la duda sobre qué acontecerá, sin dramatismo o tragedia.

 

                                        (Continuarán las entradas del Diario. Mañana más).

 

 

 

sábado, 19 de abril de 2025

Presentación TÓTUM REVOLÚTUM Poemario de senectud.

                                 


El pasado martes día 15, presentamos en el Club Atalaya–Ateneo de la Villa el poemario que da título a esta entrada, y mis palabras fueron del siguiente tenor:

            Os podréis estar preguntando, y si no os lo preguntáis me lo pregunto yo, ¿qué hace este aquí y ahora dándose ínfulas de poeta a los más de 70 años? No hay respuesta, y sí manifestar que siento algo así como el síndrome del impostor. No es que tenga todos los síntomas, pero seguro que algunos sí. 

            He escrito mucho a lo largo de mi vida: algunos poemas  en la adolescencia, un diario “guadiana” en mi juventud y madurez, cartas al periódico, etc. Todo ello sin publicar, salvo una Carta a mi amigo Manolo en una publicación homenaje colectiva en la Sierpe y el laúd ( desde aquí, un recuerdo emocionado a Manolo Dato)… Se me olvidaba que participé en la revista Veinticinco y pico, redactando alguna cosilla como A modo de Editorial, y algún otro artículo con seudónimo, editada con motivo del vigésimo quinto (y algo más) aniversario del Colegio Público “Pedro Rodríguez". Amén de mucha "literatura gris"; sí, esa del adjunto remito a Vd., o V.I...

            Mantengo un blog, con poca actividad (Elucubraciones, cuentos y cuentas)...

            Y ahora, a la vejez, viruelas.

            El Libro de 59 poemas, de temática variada (revuelta). Aparece, la defensa de la naturaleza, la vida, los cantos al agua, río, pájaros (mirlo), Luna… y de personas, como los niños.

            Recuerdo, y “el recuerdo está a merced de nuestra imaginación”,  que allá por los años 60, hablando de poesía con un compañero de Magisterio, yo defendía que la poesía era más que nada fruto de la inspiración, que llegaba la musa del ramo (Erato, de la lírica y Calíope, de la épica y en general) y te soplaba al oído el tema y ya estaba todo hecho. Él, sin embargo, creo recordar, que defendía que era más bien fruto del trabajo. Ahora, pienso también que el trabajo es fundamental, sin descartar una cierta dosis de inspiración.

            Escribir poesía, para mí, es una gestación y parto laborioso, y no sin un cierto dolor. Espero que este no sea un parto de los montes, fábula de Horacio que trata de cuando se espera algo grande e importante, según las señales o síntomas precedentes y lo que nace es una minucia: un minúsculo ratón. Espero que no esté pasando lo mismo con este libro.

No es un parto de los montes porque los precedentes han sido y son sencillos  y humildes, y  sencillo y humilde, el resultado; en definitiva, un pequeño ratón.

            Espero y deseo que el libro sea leído y de vuestro agrado: gracias por ello; y si no, también.