La reacción turca a la ley francesa aprobada hace unos días, que castiga con multa y penas de cárcel a quienes negaren el genocidio armenio de 1915, llevado a cabo por tropas del imperio otomano, es un caso más del “… y tú más”, mediante el cual atrocidades, o simples desaguisados, cometidas por personas o estados quieren que se disculpen por el hecho de que el otro haya cometido un espanto del mismo cariz: Lo que los franceses hicieran en Argelia durante la guerra de liberación (según los argelinos; terrorismo, según los colonialistas franceses) no exculpa a los turcos que masacraron armenios en 1915. Por cierto, que tampoco sirve de coartada para las tropelías de Francia en Argelia el aprobar una ley que penalice la negación de los hechos de Armenia: ¡que cada palo aguante su vela!; cada cual llore su culpa, y todos la desgracia de los demás.
El “… y tú más”, dicho o hecho, es una expresión que en este país, que muchos llaman España, estamos muy acostumbrados a oír, y/o sufrirla, con los frecuentísimos casos de corrupción con los que estamos muy familiarizados, por desgracia. Se utiliza, así mismo, como mecanismo exculpatorio. Si me pillan, a mí o a un compañero de partido ( es un suponer), in fraganti, con la mano en bolsa ajena (o de todos, que es lo mismo), malo, y peor si en tiempo prudencial no surge caso similar en otro partido; menos malo, si también pillan al otro. Otro caso es el castigo en forma de quitar-dar voto en función de la corrupción. Parece ser (es), que existe una relación (¿proporcionalmente?) directa entre casos de corrupción y número de votos que obtiene un partido en este nuestro país (al que muchos llaman España).
También está la expresión “No siento el dicho, sino quién me lo ha dicho”, en el que, sin negar la posible culpa propia, se niega la autoridad moral del que denuncia. Creo que esta es una expresión de mejor tono.
Los niños utilizan (o utilizábamos) otra expresión, de construcción semejante, pero con otro cariz significativo: “…y yo más” o “…el mío mejor”. Pero de estas hablaremos otro día,… son pueriles, cosas de niños (genérico).